martes, 9 de febrero de 2010

Palabras de Consuelo...

Hace un mes estaba en Italia. Estaba encargado de un grupo de 122 niños y 8 adultos. Los niños eran de sexto de primaria a segundo de secundaria. En otras palabras, tenían entre 11 y 14 años. Estuvimos casi dos semanas. Fuimos a Roma, Assisi, Orvieto, Florencia, Siena, Maranello, Bolsena y Pisa. Además vimos al Papa en un par de ocasiones. La verdad el haber sido el responsable del grupo fue una gran experiencia.

Pero sobre todo fueron los detalles los que hicieron que el viaje tuviera un valor muy especial. Simples cosas. Como la noche en que un niño antes de ir a dormir, llorando, me dijo: “Mr. Arvizu, puedo hablar con usted?”

Resulta que ese día, este niño tuvo la oportunidad de ver a su hermana unos 15 minutos. Su hermana tenía la misma edad que él y estaba en el internado de niñas, así que tenían desde septiembre que no se veían.

El niño me comentó llorando que se sentía muy mal, porque no aprovechó bien el momento con su hermana, que no le alcanzó a dar su regalo de navidad. Y se sentía muy mal.

Le dije: “Sabes que acabas de hacer? Acabas de convertir un momento hermoso, que es el haber estado con tu hermana en navidad en el vaticano, en algo malo”

Le traté de hacer ver que debería estar agradecido de que tuvo una tan bonita oportunidad, pero era difícil convencerlo. Estaba muy cerrado y sólo se enfocaba en lo negativo. Y llorando me dijo: “Es que no alcancé siquiera a decirle Feliz Navidad…ella estaba llorando y sólo le pude decir: tranquila, tranquila!”



“Oye!”, le dije de manera más intensa, “No ves lo que paso? Tu hermana no buscaba que le dieras un regalo, o que le dijeras Feliz Navidad, lo que tu hermana buscaba era consuelo en su hermano mayor…y tu se lo diste! La tranquilizaste! Fuiste el hermano mayor, su hermano mayor”. Mientras le decía esto, el niño poco a poco dejó de llorar y veía en su mirada como comenzaba a asimilar las cosas desde otro punto de vista.

“Felicidades! Que bien actuaste! Créeme que a tu hermana nunca se le va a olvidar el día en que encontró en su hermano consuelo, deberías estar muy orgulloso de haber actuado así!”

El niño, ya estaba tranquilo. Ya no lloraba. Con la mano izquierda se limpió la cara mientras me extendía la derecha, y me dijo: “Muchas gracias Mr. Arvizu” y se fue a dormir.

Alguna vez alguien me dijo que le gustaba venir a mi cuando quería platicar de sus cosas porque le gustaba como le aconsejaba. El problema es que al parecer no lo puedo hacer ahora conmigo mismo…

Intento, pero no puedo…

Que hago? Voy con el niño a ver si me regresa el favor? Jaja, bueno, por lo menos ahora me hice reír un poco, jaja.

Bueno, pues ya saben…alratillo!


5 comentarios:

jarquin dijo...

lo dices de broma pero sabes que podria aconsejarte bien el morro, un abrazo carnal!

El Bable dijo...

Gabriel:

Verás que con un poco más de tiempo lograrás entender que es mucho más valioso dar consejos y orientar a la gente que esperar a recibirlos.

Moraleja: Siempre será mejor dar que recibir.

Saludos!

Malena Valentina dijo...

Es más fácil encontrar solución a los problemas cuando los vemos desde afuera, pero cuando el problema está adentro la cosa cambia..
Lo que sea que te está pasando, ve las cosas como si estuvieras aconsejando a un amigo que quieres mucho; eso a veces me funciona, pero debo de confesar que últimamente yo tmb ando toda envolada, así que no te fíes mucho del consejo =)

El Andariego dijo...

Jarquin: jaja igual y tienes razon wey! :P
Benja: Totalmente de acuerdo, mejor dar que recibir, jeje. Un abrazo!
Malena: Tienes razon...es muy distinto cuando te pasa a ti. Pero me gusta tu consejo, verlo como si fuera que estuviera aconsejando a un amigo...lo voy a hacaer...gracias! jeje

Malena Valentina dijo...

Llegaron unos huéspedes viejitos de Wisconsin, me acordé de ti, porque además dicen venir huyendo de la nieve
Saludos desde la soleada Costa Alegre! =)