Ayer vi la peli. La verdad me gustó mucho! Es una historia narrada desde la perspectiva del personito llamado Hachi. Me gustó mucho eso, y la sensibilidad que el director de la película mostró al permitirte ver el mundo a través de los ojos de un perrito...literalmente.
Es una historia de lealtad muy bella. Y vas a ver ehhh? Porque nomás me hiciste chillar, jaja. Pero durante la película no podía más que pensar en una historia similar que conocemos. Y me preguntaba si la historia de Hachi era real, o producto de la imaginación de un guionista muy hábil. La respuesta vino al final de la peli y no pude más que expresar un "Guuuauuuuu" (jaja parece como ladrido, pero mas bien es un WOW).
Es que los perros sí que presienten. Y Hachi presintió que su amo iba a morir, y por eso no lo dejaba ir. Y por eso por fin, antes de que fuera demasiado tarde, le dio gusto a su amo de jugar a la pelota. Porqué a veces tenemos que esperarnos hasta el final para decir o expresar lo que verdaderamente sentimos? Para poner un poco de nuestra parte y dar ese extra? No lo entiendo! Hay que aprovechar el momento que tenemos, vivir el HOY, porque la verdad nadie sabe si tendremos un mañana y corremos el riesgo de vivir el resto de nuestras vidas como Hachi :'(
Yo creo que era parte del pesar de Hachi, y era parte de lo que pensaba cuando esperaba todos los días a su amo, a que volviera. Todos los días sin falta, en la estación del tren hasta que pasaron 10 años y murió.
Porque seguro en su corazoncito, Hachi llevaba ese arrepentimiento de no haberle dado ese pequeño detalle a su amo. Porque siempre lo he dicho, los detalles son lo que diferencían un iPhone de cualquier celular. Hacen lo mismo, llamadas...pero los detalles del iPhone lo hacen grande. Y por eso trato de en mi vida cuidar los detalles...y eso lo sabes.
Es una muy bella historia. Hay veces que la realidad supera a la ficción. Hay veces que la realidad ofrece historias que ni los más grandes poetas podrían anticipar. Y por eso esta historia es mi favorita que he visto en el cine sobre mascotas.
Pero, nosotros conocemos otra hisotria. Mi papá (papá ratón) cuando recién se casó con mi mamá se compró un Pastor Alemán. Le puso Popo (no popó, jaja doné) en honor al bello volcán que sorprende cada mañana y augura un bonito día...el Popocatépetl.
Mi papá adoraba ese perro. Era un perro tan noble. Fue mi primer amigo. Mi papá, cuando nací, le llevaba mis pañales y ropita sucia al Popo, para que me fuera reconociendo por mi olor jeje lo donamos!
Popo para mi fue muy importante. Fui mi caballo cuando yo jugaba a ser un vaquero con mis botitas y cabalgaba conmigo contra los malos. Era mi tractor cuando jugaba a que era Ingeniero como mi papá. Era el portero cuando jugaba futbol y le metía goles. Era mi rival cuando jugaba carreras con la bicicleta. Era quien me acompañaba cuando sólo quería correr como loco en el jardín. Era...era hasta mi almohada cuando yo sólo me quería tumbar en el piso a ver la tele, o en el pasto luego de haber cabalgado por horas con mi caballito...
El Popo, mis botitas de vaquero, y yo...
Un día, cuando el Popo tendría unos 10 años, empezó a actuar muy extraño. Mi Papá fue el único que lo notó. Era de noche y mi papá salió a preguntar que si que le pasaba. Pero el Popo estaba muy inquieto y se quería meter a la casa. Mi papá le dijo que no, que el tenía que dormir a fuera.
A la media hora el Popo comenzó a golpear la puerta de la casa, a pedir que le abrieran. Salió mi Papá a ver que pasaba. Y una vez más mi papá le dijo al Popo que no, que él tenía que dormir afuera. No pasaron ni 5 minutos cuando la escena se volvió a repetir. Mi papá salió y no dejó entrar al Popo.
Pues a los minutos de cerrar la puerta, un ruido se estremeció en la casa. Era una ventana rota! Mi papá salió de su cuarto para ver que pasaba, y cual fue su sorpresa al ver que el Popo estaba dentro de la casa. Había tomado vuelo, saltó, y entro por la ventana haciéndola pedazos.
Mi papá se arrodilló y sólo exclamó incrédulo:
"Popo, que pasa?"
Y en eso, el Popo se acercó a mi papá, se acomodó en sus brazos...y dejó de respirar...
Mi amigo había muerto. Mi papá cada vez que cuenta esta historia es traicionado por las lágrimas. Y debo decir que ahora al recordar esta parte de mi niñez también se me escapa una lágrima, porque quería mucho a mi primer amiguito, y lo extraño...
Popo presintió que iba a morir y no encontraba la forma de decírselo a mi papá. Entonces, tomó vuelo, rompió la ventana y fue en busca de su amo. Porque? Muy sencillo. Porque quería morir en los brazos de su amo. Y lo logró.
Bien lo dice José Alfredo Jiménez: "...que morir en tus brazos es mi ilusión."
Esta historia también es muy bonita y nos pasó a nosotros. Es que hay veces que la realidad puede superar a la ficción! Yo conozco otra historia, que se está escribiendo. Y sea cual sea el resultado, ya es una historia que supera a la ficción. Como podrán ver, a mi me encantan las historias. Y me gusta más contarlas. Y sé que tendré una historia que será mi favorita para contar.
Por lo pronto yo soy Hachi. Sólo que no espero en una estación de tren...sino en algún techo...
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